El
adulterio se define como la relación carnal entre una persona casada y otra no
casada, o entre una persona casada y el cónyuge de otra persona; es la relación
sentimental que una persona mantendrá con otra, es decir un tercero, aún y a
pesar que uno o ambos ya se encuentran casados y son parte de una realidad
familiar.
Etimológicamente
la palabra adulterio proviene del latín “adulterium”,
vocablo integrado por “ad” que denota
aproximación, y por “alter” que
significa “otro” que su vez proviene de “adulterare”
que puede traducirse como contaminar algo, corromperlo o cambiarle su esencia; Es
por ello que el adulterio se configura cuando la persona que lo comete está
casada, y se concreta el delito cuando mantiene una unión sexual con otra
persona distinta de su cónyuge.
Dentro
de la religión católica en cambio el adulterio es considerado como un pecado el
mismo que se comete cuando un hombre y una mujer, de los cuales, al menos uno
está casado, establecen una relación sexual, aunque sea ocasional; puesto que adulterio
es ya una falta grave desde el momento mismo en que se desee deliberadamente.
Ya
existe adulterio cuando hay infidelidad de corazón: cuando se pone a alguien
por encima del propio consorte. Tal es el sentido de las palabras de Nuestro
Señor: Quien mira a una mujer con deseos deshonestos, ya ha cometido adulterio
en su corazón.
Las
causas más relevantes en la actualidad para que se cometa adulterio son las
siguientes:
La
Inconformidad, cuando alguno
de los miembros del matrimonio se siente inconforme y no sabe expresarlo, eso
puede conducir a un enfriamiento paulatino de la relación que abre la
posibilidad de que otra persona intervenga y comience a suplir esa necesidad.
La
rutina, es una actitud de
desgano que ignora la necesidad de mantener viva la relación con acciones
pro-activas para el matrimonio. Es lamentablemente muy fácil caer en la rutina
por causa del excesivo trabajo, de las múltiples obligaciones y el no saber
cómo organizar bien el tiempo.
La
intolerancia, es una actitud
que definitivamente va destruyendo una relación. Cuando uno de los cónyuges
mantiene una actitud intolerante de manera muy frecuente, va minando las
energías de su pareja y esta generalmente opta por quedarse callado y se separa
emocionalmente.
El
egoísmo y el orgullo, son también
actitudes que lesionan fuertemente las relaciones. Si uno de los miembros o los
dos, tienden a pensar más en sus necesidades y gustos sin tomar en cuenta las
del cónyuge. Estas actitudes generan discusiones y frecuentemente ofensas
mutuas que lastiman mucho las relaciones.
Como
hemos visto el adulterio es una de las causas más relevantes para dar por
terminado un matrimonio el mismo que destruye la confianza entre las dos
personas, deshaciendo el vínculo del matrimonio siendo también una ofensa a
Dios que bendijo ese vínculo sacramental; así como también social y
culturalmente daña al matrimonio como institución y a los familiares de los
involucrados, provocando que existan disputas entre los familiares dañando
considerablemente a los hijos de este matrimonio tanto social como psicológicamente
ocasionando en ellos un daño irreparable causando la ruptura total y definitiva
de los hijos con sus padres.
En
conclusión el adulterio es la debilidad espiritual de las personas que hace que
no tengan la fuerza de voluntad necesaria para evitar las tentaciones del
adulterio y se dejan llevar por la emoción del buen trato y la amabilidad de
otra persona, al punto que piensan que con esa persona sí podrían llevarse mucho
mejor que con su pareja pero realidad en la mayoría de los casos no sucede eso
pero en transcurso de esta etapa se destruyen una o varias familias pues
tenemos que recordar que una aventura amorosa extramatrimonial puede hundir la
felicidad de la familia, que no podrá recuperar el cariño de antes.
Fuentes
de Investigación
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